¿Aún recuerdas tu infancia?
Esa figura robusta siempre le gustaba agacharse en el suelo, midiendo cuidadosamente, golpeando y ensamblando tablas. El sudor caía sobre el piso de madera que él mismo había instalado, dejando una pequeña marca oscura. Dijo: "El hogar debe comenzar firmemente desde el suelo hacia arriba."
Ese es Papá, creándote a su manera un punto de partida cálido y seguro.
Quizás no sea bueno expresándose y rara vez habla de amor. Pero su meticulosidad al elegir cada tabla y su concentración en cada golpe al instalarlas, cuentan de una protección silenciosa. Lo que colocó no fueron solamente piezas de piso
También es un soporte sólido: sostiene tu primer paso inestable y apoya tu carrera tras alcanzar tus sueños.
Es una calidez arraigada: sin frío en invierno, sin calor en verano, como su cuidado silencioso pero duradero.
Es la marca del tiempo: registra las risas familiares y las huellas del crecimiento, así como las arrugas en su frente, grabadas con las historias de los años.
Es un compromiso duradero: la tenacidad y la calidez de la madera, así como su responsabilidad silenciosa y dedicación a este hogar.
El piso de madera es una promesa "sólida" que el papá le da al hogar.
No es ni tan llamativo como el color de la pared ni tan vistoso como la forma del mobiliario. Existe en silencio bajo nuestros pies, y sin embargo constituye la calidez y seguridad más fundamentales e indispensables en nuestras vidas. Así como el amor de un padre, profundo y reservado, que soporta el peso de toda la familia.
El mejor regalo es comprender sus esfuerzos y preocuparse por su calidad de vida. Él ha allanado un camino cálido hacia casa para ti. Ahora, es momento de que sus pies también pisen un lugar más cómodo y seguro.
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